El de lentes se deja de reír y entonces se acerca ve que sus ojos han perdido toda su agresividad, le toma la mano izquierda. Los dos lo miran y este se soba la mano como un gato asustado y adolorido, inclusive, parece que sus ojos, son más brillantes e inocentes de lo que ya eran cuando lo conocieron. -Estos celos me están matando Kuramochi, no sé que hacer con él.