"Yo, la escritora, traigo a ustedes mi nuevo libro, este es su protagonista, su nombre es -¡No soy el protagonista!- Dijo el chico pelirrojo nervioso -¡Y no estoy nervioso!
¿Vas a hacer esto de nuevo? -Me dirigí a mi personaje.
-Yo no soy tu personaje.
Finalizó y se alejó caminando entre las páginas en blanco, derramando tinta negra a su paso.
-¡Quieres dejar de narrar todo lo que hago!
Ese es mi trabajo, como escritora y narradora, lo siento -Intenté calmar a nuestro rebelde protagonista, por cierto llamado -
-No digas mi nombre. -Interrumpe -Cualquier nombre que tú me quieras dar no es mi nombre.
Por supuesto que sí, yo te estoy creando, además, ¿a dónde crees que vas? Tengo una historia épica que escribir, será la mejor de mis historias y tú serás el protagonista. -Dije esta vez de manera más firme.
-Ya te lo dije, no quiero ser el protagonista de esta historia. ¿No puedo ser uno de esos que son asesinados al principio? ¿O el que sólo aparece a la mitad de la trama para decirle algo al protagonista y no volver a aparecer?
No, claro que no puedes -Tomé su brazo y me manche de tinta las manos.(...)"
En esta historia se rompe la cuarta pared y se exponen las ideas, miedos, experiencias y nostalgias de una joven escritora que comienza a escuchar las sugerencias de su personaje para escribir su libro, pues ella se encuentra pérdida en una crisis y en blanco.
-No llores angel, ¿Quien te ha hecho tanto daño? -dice desde la sombras, la luz se ha apagado con el llanto del ángel.
-Aquel demonio -señala limpiando sus lágrimas-. Lo siento, debí tener más cuidado.
-El es quien debería tener más cuidado.
La sonrisa del diablo se ensancha, sabe que no hay nada que pueda impedir que lo haga sufrir, que torture a quien daño el ala de su ángel, quien astillo su dulce corazón.
No hagas llorar al ángel, no querrás obligar al diablo a salir del averno para ver la sonrisa de aquel angel que lo atormenta en sus sueños.
No querrán ver cómo los hace sufrir por separarlo de quién mantenía con luz el averno, que mantenía en cautiverio a la bestia.
El destino nos depara cosas inciertas, el camino puede ser largo y espinazo. Ten cuidado cuando hagas tropezar al ángel que te sigue y lo hagas llorar no querrás ver la venganza que tiene el diablo preparada para ti.