Cómo Desenredar tu vida - y encontrarnos con Jesús

La vida suele ser complicada, especialmente si eres joven y estás lleno de inquietudes. Solía ocurrirme y aún a mi edad, conservo esas inquietudes y me siento que voy un poco enredado por la vida.

Con los años aprendí que podía mejorarlo todo, no dejar que me vencieran los problemas o la adversidad. Y decidí NUNCA RENDIRME.

Me di cuenta que la vida es irrepetible y hermosa.

Un sacerdote me dijo una vez: "Lo más valioso que posees es tu vida, el tiempo que Dios te ha dado".

Realmente es lo único que poseemos, el tiempo para vivir y hacer las buenas obras que Dios espera de nosotros.

Cuando Dios nos llame ya no podremos decir: "Regálame unas horas más, mira que aún no he podido confesarme, ni arrepentirme, ni decirle a mis seres queridos cuánto los amo". El momento llegará "como un ladrón, en medio de la noche". Y si no estás preparado, pasarás a la Eternidad purgando tus pecados o lo que es peor, corres el riesgo grave de condenarte.

Ocurrió hace unos años. Veníamos subiendo la pendiente peligrosa de una montaña cuando nos atrapó la neblina. En cuestión de segundos la visibilidad se redujo a menos de medio metro. No podía regresar, ni detenerme. Sólo quedaba avanzar.

¿Qué hacer en una situación como ésta? Precipicios al costado del camino; del otro lado, camiones enormes que bajan a toda velocidad. Conduces tu auto lentamente, pero apenas puedes ver pequeños fragmentos de la carretera. Agudicé los sentidos y rezamos. Al rato se fue aclarando el camino y regresó la visibilidad.

Mi esposa exclamó: "Qué hermosa es la luz". Y luego completó la frase: "Por algo Jesús dijo que Él era la luz del mundo".

Sin Jesús andamos ciegos, no podemos ver el camino, vamos errantes por la vida. Nos falta lo más importante. Él es nuestro guía. Lo he comprobado. Por eso me encanta andar con Jesús. Por eso escribo sobre Él. Su Amor me ha seducido, le ha dado valor a mi vida.