"La maté." Esas palabras bailaban por su mente destruyendo todo a su paso, tal como el tiempo había destruido a la chica de los ojos grises, ojos que ahora estaban opacos, llenos de muerte, de dolor, de abandono, esos que miraban el todo y la nada, te acusaban, pero era tan débiles como para poder hacerte algo, solamente te decían: "Tú la mataste."