Me lave la cara una vez más esperando que todo fuera parte de un sueño -Ya pasó todo, ya no estás ahí-. Me repetía una y otra vez en mi mente tratando de calmarme. Las gotas de agua escurrían por mi rostro mientras mi corazón seguía acelerado. Aquella persona que veía en el espejo no era más que un extraño para mí, por más que mordiera mis labios o apretara mis manos tratando de despertar era inútil. La realidad era esa y no podía evitarlo. No podía vivir otro día como estaba acostumbrada. Simplemente me aterraba la idea de hacerlo. -Ya pasó, ya no estás ahí-. Seguía repitiendo con una respiración acelerada, como si eso cambiará algo; nada en mi vida estaba bien.. Nada.