Jaime Navarro era el nombre que se repetía siempre en la barra de Palestino. A sus escasos 18 años, ganó dos copas Libertadores, la liga chilena y goleador de la temporada por tres años consecutivos, para luego fichar para el Juventus. Claro, eso fue hace cinco años. Pero ahora tenía 24 años. Ya no era el niño que soñaba con jugar con Cristiano Ronaldo y Messi. Ahora era el delantero del Juventus, había perdido dos Champions League y su equipo terminó en tercer lugar en la liga italiana, siendo derrotado por el Napoli y por la Roma. Debido al escaso rendimiento de Navarro, el DT de la Juve tuvo que tomar nuevos horizontes, dónde el mejor fichaje era el recién salido de las juveniles Nicolás Gaule, con 20 años. Un delantero central, al igual que Jaime, con mucha velocidad y una puntería innata. Era claro que el recibimiento en el equipo sería positiva. Pero no todos estaban contentos con su llegada.