A lo largo de su vida, desde muy pequeño, Lee HongBin sólo ha recibido morbosas miradas de los espectadores que pagan por verlo y nadie le ha expresado sentimientos diferentes a la lastima y el desprecio en ellas. Por lo cual le resulta extraño no encontrar nada parecido en la peculiar mirada de un niño que se le acercó por primera vez. "Con tu soledad y la mía, hagamos compañía"