La conoció una noche donde ambas sin saberlo, compartían dolor.
La rareza de coincidir la fue enamorando.
Se preocupó por ella, descubrió su secreto acosándola entre las sombras.
Juro protegerla, a pesar de que su deber era otro.
Desde el anonimato de las cartas, era su amante, su admiradora, su amiga, su confidente.
Desde lo personal, era una extraña, quien sonreía con educación al pasar a su lado.
Deseaba decirlo sin esconderse.
"Querida Annie:
¡Hey! ¿Me extrañaste?"