Francisca, una mujer común y corriente, sufre el asesinato de su única hija perdiéndose en el dolor y la rabia. Sabe que no podrá devolverle la vida, pero buscará calmar su impotencia recorriendo las calles de la ciudad montada en su motocicleta. En la oscuridad de la noche, cuando la bruma se eleva y la luna se oculta, miles de cuervos salen y rondan a sus presas con total impunidad. Ella intentará aguarles la fiesta para evitar que otra madre pase por lo mismo. Sin embargo, entre toda esa escoria buscará secretamente al responsable de su desgracia, adelgazando aún más la línea entre la justicia y la venganza.