Ella lo amó por dos años.
Él la quiso por dos años.
Ella no podía ver a nadie más.
Él no podía verla como nada más.
Y luego él, que la vio.
Y luego ella, que comenzó a mirarlo.
♥
"-¿Acaso no lo puedes ver? Te amo, Isaac. Eres un idiota, pero te amo inevitablemente. Te amo tanto que no me importa si no es conmigo, quiero que seas feliz. Te amo tanto que puedo soportar que seas la persona que rompa mi corazón, porque siento que hasta romperme vale la pena por ti."
"-Lo siento si no soy Isaac. Lo siento si yo sí te valoro, si te quiero de verdad. Si yo no titubeo al momento de decirte que amo soñar contigo, si no dudo en sonreírte en cada ocasión. Lo siento si no puedo evitar que me desnudes el alma con tus ojos. También lamento decirte esto, porque sé que te duele que sea yo quien te lo diga. Pero lo que más lamento es tener que lamentarlo".
Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado.
¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo.
Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.