La encrucijada estaba ante mí. Mientras mi corazón era consumido por el terror absoluto, mi cuerpo padecía en abrasadoras y agónicas oleadas. - ¡¿Por qué?! -grité desesperada Estaba cansada, había soportado todo y más. Sin embargo, él no me dejaba escapar al olvido. Retenía mi alma, obligándome a permanecer en mi cuerpo y enfrentar el dolor y la rabia. Había olvidado las advertencias de la adivina, y ahora cargaba con las consecuencias. Su mirada encontró la mía, distinguí una sombra de dolor en ella. - Porque soy un bastardo -respondió con sencillez antes de arrastrarme de vuelta. *Portada realizada por las chicas de Premios gemas perdidas. Historia ganadora del 2do lugar en la categoría de Fantasía.
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