Kate acababa de salir de una larga relación amorosa que había roto su corazón por completo. Ya no podía sentir nada, todo esto era como un tipo de castigo que ella misma se había impuesto sin ninguna razón pero no era así, solo lo hacía por miedo.
Miedo a que alguien pudiera romper las murallas que había contruido para guardar los restos de su corazón y alguien podría hacer que fueran otra vez rotos.
El destino no se lo pone fácil cuando en el piso de al lado se instala un chico de su misma edad y que no deja de mirarla con deseo o esos eran sus pensamientos.
Y no se equivocaba. Harry puso el ojo en ella desde el primer momento.
Pero tendría que preparar muy bien el camino para poder llegar y derribar la muralla que su linda vecina había subido.
Llegará un punto en el que ella no será tan fuerte y el podrá entrar. Eso no será una buena idea.
Conseguiría que aquella pelirroja se fijara en él y le deseara como Harry hacía.