We quit! (¡Renunciamos!)

Si algo he aprendido de la corporatocracia, es que debes estar preparado, preparado para que una ráfaga invisible se proyecte hacia ti y mutile de manera eminente toda tu dignidad por completo.
Sobrevivir en este sistema de sublimación política no es nada más que tener que adaptarse al letárgico ambiente y ser un grandísimo hijo de puta con los individuos a tu alrededor... Por supuesto yo estaba cansado de eso, cansado de ser un patético subordinado, cansado de comprar frappuccinos de caramelo para mi jefe donde diariamente conducía a un establecimiento de Starbucks ubicado a diez kilómetros de mi área de trabajo, solamente para que diera dos insípidos sorbos y acto seguido arrojara esa bebida de nueve dólares a la basura...¡Maldito hijo de perra!, juro que estoy a una embolia espontánea de meter todos los bolígrafos de mi escritorio por su asqueroso trasero burocrático.
Bueno, como sea, me llamo Tommy D'Agosto y ésta es mi... nuestra... historia, o algo así... no pregunten.