Para muchos, aferrarse tanto a un animal, es algo estúpido, innecesario, en especial si lo encuentras en la calle. Pero eso no es verdad, o por lo menos, no para Nicole.
Todo empezó cuando Nicole volvía de la escuela a su casa, caminando. Ella caminaba, llena de problemas en su cabeza.
Digamos que era la típica adolescente de 14 años, era una fan de Dylan O'Brien, Teen Wolf era su vida, shippeaba Newtmas y Dylmas, tenía amigas y amigos, estaba rodeaba de amor, ya sea de su familia como de parte de sus amigos. Pero ella se sentía vacía por dentro desde la muerte de su hermano.
Él y ella eran muy unidos, se contaban de todos, y nunca peleaban, bueno, casi nunca (son hermanos, ¿Quién nunca se peleó con su hermano/a?). Y desde su muerte (hace 1 año), ella estuvo muy triste. Mientras que antes ella pasaba las tardes fuera de su casa, con sus amigos y/o familia, ahora se la pasaba adentro, en su habitación, sin hacer básicamente nada.
Luego de un tiempo, mientras se dirigía a su casa, un perro se le acercó, y la comenzó a seguir. Ella no tenia idea de que hacer, así que dejo que le siguiera. De vez en cuando, corría, cruzando calles, para ver si el perro se cansaba, y volvía a su propia casa, pero no lo hacía. Él siempre la seguía hasta su casa, y luego volvía por su camino, hasta verla al día siguiente, y fue así por un par de semanas.
Nicole decidió quedárselo, ya que llegaba a darle pena, pero sabía que sería lo correcto, ya que al mismo tiempo, Nicole sentía que el animal pasaba por lo mismo que ella. Parecía que el perrito solo buscaba una amiga, porque estaba solo.
Lo que Nicole jamas se imaginó fue que el pequeño animal cambiaría tanto su vida.
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