Al guardar su arma ella tomó sus frías manos y temblorosas manos y las aproximó con rapidez a su boca para soplar aire caliente, sentía su cuerpo temblar con tanta intensidad que temía lo peor, no iba a perderlo, aunque tuviese que cargarlo a cuestas por el resto del maldito camino. Ese lugar no sería el lugar que vería morir a Kim Nam-joon, no mientras ella siguiera con vida para mantener a ese patán de pie. Le miró a los ojos, esos cautivadores e integradores ojos que tenía, con esa sombría pero divertida mirada. Definitivamente no sería la última vez que vería directo a esos ojos.
De ningún modo le dejaría ahí en la nieve, a pesar de que los alaridos de los no muertos se escuchasen más cerca de lo que quisiera.
La nieve. La maldita nieve caía a su alrededor en mayor cantidad a cada instante, y con cada segundo que pasaba el frío aumentaba.
-Puedo oírlos... Están demasiado cerca de nosotros, vete de aquí y encuéntralos por mí. Diles que los amo... Dile a Jin que nunca los abandone-pidió suplicante sintiendo su sangre y el aliento ajeno como la única fuente de calor.
Ella negó con la cabeza mientras apretaba los dientes, se rehusaba a rendirse, se rehusaba con todas sus fuerzas.
-Te hice una promesa. Y es más que una promesa sin fundamentos que puedes romper cuando creas conveniente, imbécil, es una promesa fundada en una deuda que nunca podré saldar. Te reuniré con ellos, aunque no viva para contarlo-sentenció antes de obligarlo a levantarse y sostenerlo para ayudarle a caminar entre la espesa nieve. Saldrían de allí con vida, no había otra opción.
Ya estoy hasta la madre de escribir tantas historias sin terminar, pero aquí vamos de nuevo...
Donde un Draco Malfoy tiene autismo, fue abandonado por su madre y se hizo mejor amigo de Harry Potter antes que el trío de oro.
hay una serpiente blanca, un lobo negro y un diario.
Ah, y los fundadores lo ven como la cosa más linda del mundo.