Nicolás tenía una vida normal... bueno, "normal", ya que él en sí era vampiro, al igual que su novio y que la mayoría de sus amigos, pero aún así, hacía como que era humano porque precisamente a su pololo no le gustaba serlo, entonces a él tampoco. Claro, no se confundan, su novio no es Jaime, de hecho, todavía no conoce a este. Un día, el gran híbrido llega a Santiago y los amigos de Nicolás se enteran, ya que no digamos que se llevaban muy bien, pero el pequeño moreno nunca había conocido al híbrido, así que no entendía muy bien por qué la enemistad. Y cuando lo conociera, será cuando toda la "normalidad" de su vida desapareciera. Y exactamente eso no sería malo.