En aquella época, el futuro remoto era algo definido, no sabía qué nombre dar a mis vanas ilusiones. Solía estar sola, deambulaba por las calles interminables, y cuando se levantaba el viento me sentía como la hojarasca. Contemplaba el cielo estrellado, deseando saber si habría alguien en algún lugar del mundo encaminándose hacia mí. Era como la luz, que va de una estrella a otra. Luego apareciste tú. Y después nos separamos. Esperábamos la juventud, pero nos equivocamos el uno con el otro.