Luego del final de la guerra nos encontramos con un Potter deprimido y sin un propósito, que cada vez se convence más a si mismo de lo inútil que es su vida. Esta encerrado en su habitación, soportando el dolor, sin comer o levantarse. Cuando comienza a pensar que seguir viviendo es un despropósito, llega para cambiar su forma de pensar quien menos se hubiera imaginado: su difunto profesor de Pociones, Severus Snape.