- Yo te doy lo que tú quieras báilame en el tubo, suaaaave -. Susurró en mi oído, conchetumare me dió un suponcio.
Mis caderas se movían al ritmo de la música y sus manos retenían firme mi cintura, no importaba lo hacinados que estábamos en el carrete, pareciera que solo somos nosotros dos y un vacío infinito, ah la weá cursi. Me giré rápido y vi directo a sus ojitos verdes, puta que tengo ganas de congelar esto pa siempre. De todas las veces que habíamos enfrentado miradas está sí o sí es pareciera ser la más intensa, no cacho qué weá está pasando pero igual no importaba. Igual, mañana todo va a volver a ser como siempre y era.
- Ella me dice que le gustan los plátanos, maaaduros -. Ahora, yo coreé la canción y nos cagamos de la risa por la parte del Alfa. Debía admitir que había algo en él que creía jamás poder superar.