A Ágata Fernán no le gustan mucho los perros. En realidad, no le gusta casi nadie. Un día, una mujer se traslada a la casa de al lado rompiendo la tranquilidad de Ágata. Por si fuera poco, viene con un perro. Y entonces Ágata sabe que ese perro es el Diablo y que tiene que impedir como sea que continúe viviendo. *Obra registrada. No copiar.
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