Stay always with me

Una ambulancia... Muchas decepciones... Falsas amistades... Traiciones...
Esto era lo que sufría Alex. Siempre vestía de negro como las alas de un cuervo y su piel contrastaba con sus ropas, era de un color pálido como una hoja en blanco. Sus ojos, con profundas ojeras ya no mostraban sentimientos. Eran de color gris, emitían frío y parecían crueles como el hielo, las pestañas que tenía, profundizaban su mirada haciendo que algunas personas pudieran distinguir la muerte en sus iris. Sus labios, tiernos, tenían un color rosado y muchas heridas, a punto de ser abiertas. Tenía una nariz chata en la que se podían distinguir algunas pecas y su cabello era liso y suave de color azul turquesa. Le caía por la espalda como una cascada y finalizaba um poco más arriba de su cadera. Ella era distante, fría, insensible, borde pero sobre todo, ella era débil, insegura y estaba rota. Su corazón de piedra solo acumulaba rocas que con el paso del tiempo se iban haciendo una carga para ella. Pero... Ya no había marcha atrás, nadie podría cambiarla porque no podía olvidar lo que ocurrió ese día. Si tan solo unos segundos antes hubiera sabido lo que iba a pasar, podría haberla detenido. Después no volvió a ser igual, toda su vida se desarmó como piezas de lego. Puede que fuera el puzle más difícil de completar, o eso pensaba ella, hasta que llegó alguien que cambió todo su punto de vista...