(...) -No soy malo...- refunfuñó el kajazo. Estaba molesto por las palabras de aquella -Yo tampoco- se contestó el rubio mientras volvía a ocultar su rostro en el mar, dejando sólo sus ojos, su frente y su cabello rubio que flotaba, al descubierto. -Los mitos dicen que ustedes seducen a todo aquel que pisa su territorio para después matarlo. -Mi gente dice que ustedes nos capturan para hacernos cosas horribles. -¿Qué cosas?- la curiosidad del moreno crecía mientras más hablaba con el rubio. -Ustedes...- palideció el menor, parecía que quería vomitar-. Ustedes nos matan. -Ustedes también- se acercó un poco al chico mirándolo con seriedad-, aunque no pareces ser malo. -Ni tú... ¿Cómo te llamas? -No te lo puedo decir. -¿Por qué? Dime tu nombre, te lo ordeno, soy el príncipe de... -Nosotros sólo decimos nuestro nombre a la persona con la que queremos pasar el resto de nuestra vida- interrumpió. -Entonces... Te diré hada. -¡No soy un hada!- gritó enojado el chico mientras se sentaba en la roca donde se encontraba el otro-. Las hadas son pequeñas y peligrosas. -Entonces tu dime príncipe- dijo ignorando lo que le había dicho el rubio. -No me interesa saber tu nombre, no te quiero volver a ver. . . . -D-di mi nombre- pidió el rubio al sentir los besos del kazajo en su cuello. -Primero di tú el mío... -Otabek... -Yuri- murmuró rozando el cuello con su nariz-, mío.All Rights Reserved
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