Leah nunca ha seguido las reglas. Suponía que eso era algo genético. Se encontraba en su último año de secundaria, y a su corta edad había tenido todo lo que había querido. Cada capricho que tuviera en su cabeza, era cumplido en horas. Bueno, no todos. El único capricho que nunca había podido tener, era él. Él estaba prohibido de muchas formas, y eso solo lo hacia desearlo más. No sabía si era su cabello rubio,tan dorado como el oro. O si era sus ojos, de esos que querías perderte en ellos. O quizá fuera la curva sensual de sus labios, que la volvía loca. Su cuerpo atlético, el cual había visto todas las tardes mientras el chico jugaba baloncesto. Era todo él. Pero ella nunca podía acercarse a él, si había algo que Adrien jamás podría tener, era la hermana de su mejor amigo. TERCERA PARTE DE LA HISTORIA "SOMEDAY"