¿Podrían la vanidad y la inseguridad llevarse bien?
Abigail Blake no cumplía en lo absoluto con el patrón estético establecido por la sociedad. Es más: los brackets que manchaban su sonrisa; las dos aburridas trenzas que aprisionaban su cabello; las prendas exageradamente grandes que utilizaba para esconder su diminuta figura y las gafas oscuras que ocultaban sus ojos extraños, la hacían estar muy lejos de los estereotipos. Sin embargo, tenía una historia que ocultar. Necesitaba huir del pasado, aunque éste la atormentara cada día de su vida.
Sentía la imperfección plasmada en cada poro de su piel y llevaba un autoestima muy adherido al suelo.
Por otro lado, Justin Bieber era el estereotipo de chico perfecto: popular, musculoso, deportista, sexy, de ojos y sonrisa radiante. Tenía autoestima en exceso; tanto que su vanidad era insoportable.
Egoísta, agrandado, engreído, impulsivo; creía que ser lindo le daba el derecho de jugar con cualquier mujer, como si fueran insignificantes aviones de papel.
Ella, cansada de sufrir, decide rehacer su vida. Necesitaba un cambio en todos los aspectos. Entonces, sus caminos se cruzan y sus vidas dan un giro de trescientos sesenta grados.
Te invito a descubrir la historia de dos mundos opuestos, que tienen algo en común: la necesidad de sentir amor.
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