37 parts Complete MatureLeonor San José era una mujer fuerte y decidida, alguien que había aprendido a desconfiar de los hombres a lo largo de los años. La vida no le había dado muchas razones para creer en ellos, salvo una excepción: Enrique Olivares. Él era su mano derecha, su confidente, y el único hombre en quien podía depositar su fe. Para Leonor, Enrique no era solo un amigo; era el apoyo inquebrantable que la había acompañado en los momentos más oscuros. Incluso veía en él una figura paterna para sus dos nietas, quienes adoraban al hombre amable y sabio que siempre estaba dispuesto a ayudarlas.
Con los años, Enrique comenzó a notar que sus sentimientos por Leonor iban más allá de la amistad. Lo que alguna vez fue un simple afecto de amigo se había transformado en algo más profundo, más intenso. La admiraba no solo por su fortaleza, sino también por la ternura escondida detrás de su carácter firme. Pero Enrique sabía que Leonor guardaba cicatrices en su corazón, y que abrirse al amor no era algo que ella hiciera con facilidad.
A pesar de sus dudas, Enrique mantenía la esperanza de que algún día Leonor pudiera ver en él algo más que un amigo. No era un hombre de grandes declaraciones ni gestos dramáticos; su amor se expresaba en pequeñas cosas: el café caliente que preparaba cada mañana, los arreglos que hacía en la casa sin que ella se lo pidiera, y la paciencia con la que escuchaba cada uno de sus temores.
Mientras los días pasaban, Enrique se preguntaba si alguna vez su amor sería correspondido. No tenía prisa; sabía que con Leonor, las cosas debían tomarse con calma. Después de todo, el verdadero amor, pensaba él, no se trata de exigir, sino de estar presente, esperando con el corazón abierto y la certeza de que lo que es verdadero encontrará su camino.