Prisionera

- La declaro culpable. - dictaminó el juez.

Elsa sintió todo su mundo caerle encima. ¿Quién le habría dicho que acabaría presa en una cárcel de Brasil a los 19 años? Hasta entonces, había vivido todo como si no fuese más que un sueño. Cuando la detuvieron en el aeropuerto de vuelta a España por posesión de drogas, ni siquiera se asustó. Era imposible, se habrían confundido, ella no había consumido drogas en su vida. Aún cuando encontraron 20 gramos de cocaína en su mochila y la llevaron a la policía, no se detuvo a pensar que acabaría en prisión. Estaba segura de que descubrirían que su ahora exnovio, Michael, la había puesto en su mochila.

Sin embargo, cuando le pusieron las esposas y la metieron en la furgoneta de policía para conducirla a la penitenciaria de Itah, todo el peso de la situación le cayó encima como una losa, y apenas pudo contener las lágrimas.

Con una última mirada atrás, a modo de despedida de su abogado y mejor amigo Jake, se fue a Itah; una de las peores cárceles mixtas de Brasil, donde los presos tenían completamente controlados a los guardias y las violaciones y peleas estaban a la orden del día. Solo le quedaba rezar para que su compañera de celda fuese una mujer.