Bodas de Fuego

Mirna Sebastián Herrara llega a Ciudad del Lago después de cursar estudios superiores en Europa. Su regreso a la ciudad, coincide con la celebración de las fiestas patronales en honor a Santa Lucía. Allí, en el parque central, se encuentra con Ricardo Flete, un joven nunca visto, ambos se miran y desde ese momento se prende un hechizo que solo la muerte pudo deshacer. Ambos se enamoran, pero ese amor colisiona con la clase a la que pertenecía; con los privilegios del que lo tiene todo; con las beneficencias dadas por la opulencia, la cual contrasta con la pobreza ancestral de los demás en Ciudad del Lago, quienes padecían las más espantosas miserias y la más abyecta exclusión social. La unión matrimonial con Ricardo es imposible, pero lucha hasta conseguirla. La incomprensión y la locura de su padre Teódulo Sebastián, llega a extremos impensables y decide separarlos a cualquier precio, por ser Ricardo un hombre cuyas dimensiones sociales no alcanzan a conseguir el despegue natural de la vida sumida en la pobreza material, aunque colmada por la honra y el decoro. Teódulo ejecutó un hecho vil, por el que tuvo que pagar finalizando su propia existencia.