Cuando encuentre una razón, un motivo por el cual quedarme, la existencia habrá valido la pena. Una mañana, sin que los jazmines, me traigan tu aroma, quizás entenderás que nada quedó roto, que sólo se avanzó, fueron recuerdos congelados en tu llegada. Cuando te encuentre, no tendré la fragancia del pasado, ni anécdotas de lágrimas, coherente vida de tus manos, déjame una razón, un motivo que me ate pero no me dejes una fallida esperanza. Si decides marcharte, vete una mañana en la que mis brazos habrán sellado tu ausencia, borra todo, desde tus pasos, hasta el silencio de tu voz. Alto! no regreses, amé mi soledad, y ella, me enseñó a pintar un futuro en el que no perteneces, ni entrelíneas.