Está vacío, tan vacío que a veces ni siquiera puede respirar como debería hacerlo. No quiere leer sus libros, tocar sus instrumentos, cantar sus canciones, ni siquiera observar el cielo lleno de nubes espumosas que adornan su lienzo llamada cielo. Se siente vacío. La soledad lo ha abrazado a un punto tal, que se han hecho mejores amigos. Es como si estando con ella, todo estuviera bien; pero en realidad, lo consume por dentro, su desesperación aumenta diariamente solo por querer sentir una porción de felicidad. Cosa que no hace desde hace mucho, mucho tiempo...