"Pero por encima de todo, perdóname por no haberte podido olvidar." Sí, es precioso que te digan eso, ¿verdad? Pues os aseguro que si os encontrarais en mi lugar no os gustaría para nada. ¿Por qué? Porque una disculpa después de dos años vacíos y en los que han pasado más cosas de las imaginadas no sirve de mucho. Y mucho menos aún viniendo de parte de Lucas. Así que, ya sabéis, si le queréis, yo os lo regalo. Eso sí, no me hago responsable de futuros dolores de cabeza, lágrimas y dinosaurios en el estómago como los que tengo yo.