Me pediste un abrazo, te lo di con fuerza porque sabía que sería el último. Respiré tu aroma, sentí tu calor, recordé todos los abrazos que nos dimos antes con tanto amor. Yo no quería soltarte, podría haber muerto ahí, entregándote el último fragmento de mí ser pero tenía que hacerlo, tenía que soltarte, literal y emocionalmente. Volví a mirarte a los ojos mientras me despegaba de tu cuerpo y te dije adiós. Te dije adiós y te llamé por tu nombre y tú me dijiste -Adiós, amor-. Me di la vuelta y empecé a caminar, y mi mente y corazón jugaron conmigo de nuevo, me dijeron que no caminaría ni un par de metros y sentiría tus brazos tomarme por la espalda y tu voz decirme -No te vayas-.Todos los derechos reservados