A TODO EL MUNDO
dedico este drama, porque a la buena voluntad de todos, y no a méritos míos, debo el éxito alcanzado.
A todos, sí; al público, que con profundo instinto h alto sentido moral comprendió desde el primer momento la idea de mi obra y la tomó cariñosamente bajo su protección, a la Prensa, qué tan noble y generosa se ha mostrado conmigo y que me ha dado pruebas de simpatía que jamás olvidaré; a los actores, que ya con inmenso talento y altísima inspiración, ya con exquisita delicadeza y profundo sentimiento, unas veces con honrada y magnífica energía, otras con acentos cómicos dignos de los grandes maestros del arte de la declamación y siempre con la discreción y el tacto más perfectos, cuando había peligros que evitar, han dado vida en la escena a los personajes de mi obra.
A todos debo y a todos doy, en estas desaliñadas frases, prueba humilde, pero sincera, de mi profunda gratitud.