Cuando somos jóvenes creemos que sabemos todo en esta vida, que podemos vivir sin miedo a nada y disfrutar de todos los placeres. Somos ingenuos. Destructores. Mediocres, pero sobretodo ignorantes. No sabemos que pasa a nuestro alrededor. Pero esta es la verdad: Todas las personas en el mundo tienen miedos. Miedos y debilidades, cosas que nos afectan realmente. Que nos recuerdan cada día que somos. Porque lo somos y lo que seremos. Yo lo he vivido personalmente, estaba en un hueco del que no quería salir y tampoco permitía que nadie me ayudara realmente-Mi mejor amiga dice que mi mala suerte es parte de mi personalidad, que nadie más podía pasarle todo lo que a mi. -O eso creía. Hasta que lo conocí a él. Y ahí fue donde me di cuenta que no sólo yo podía estar jodida. Porque allá fuera hay gente que esta peor, y son personas que tú jamás pensarías que podrían pasar por cosas similares a las tuyas. Al menos eso pensaba yo de él. Apuesto, sexy como el infierno y con una sonrisa exquisita. Él es todo lo que toda chica quiere o eso es lo que el te hace creer. Nunca te deja entrar, nunca sabes si te esta mintiendo a través de su deslumbrante sonrisa. Pero yo lo descubrí. Yo se sus más profundos miedos y sus peores errores. Yo se lo que oculta, a lo que le teme y todos sus vicios. Porque solo una persona que esta rota puede detectar a otra. Es inevitable, y se que él quiere mantener su verdadera forma muy dentro. No quiere que se descubra. No quiere que nadie lo vea. Te puede lastimar en el proceso. Y como exprese al principio la mala suerte me persigue. Es mi sello personal. ESTA HISTORIA ES TOTALMENTE MÍA, PROHIBIDA SU COPIA.
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