Siempre tuve una buena historia que contar, pero no fue sino hasta cuando me dije: “No sé qué estará significando este sujeto para mí.” Que creí que realmente me involucraba en una gran historia…
No, no siempre tuve una buena historia que contar, a decir verdad, la mayoría de las experiencias de mi vida se centraban en los detestados días en blanco, aquellos días insípidos y planos en los cuales, ninguna de las adolescentes del mundo, tienen pretensiones de estar porque, desde que leemos el primer libro, desde que vemos nuestra primera película, e incluso desde que escuchamos nuestra primera favorita canción, queremos sentirnos en ellas y en todo lo demás de un misma manera, queremos sentirnos tan identificadas que, por más utópico que suene, conservar la esperanza de que el objeto de todas esas maravillas del arte nos tenga, aunque sea por una sola vez, a nosotras como protagonista.
Entonces, ése momento, en el que toda tu vida deja de ser la insípida de siempre, es cuando debes proponerte que, hay personas que vienen a iluminar tu vida, y sólo tienes que tomarte el trabajo de descubrir quienes son. Aunque no siempre lo sean, en ciertas ocasiones no son personas, no, por supuesto que no, en algunas ocasiones tienes la fortuna de, quien haga de tu vida un acierto, sea simplemente…
Un ángel…
…uno de verdad.All Rights Reserved