Ya era de día, abro mis ojos y lo veo a mi lado, relajado, el hombre salvaje y apasionado de anoche se encuentra escondido. Me muerdo el labio recordando todo. Me acerco más a él y dejo un beso en su cuello, luego me recuesto en su pecho, que se elevaba tranquilamente al respirar. Siento su mano que pasa alrededor de mi cintura y me pega a el, sonrió y levanto la mirada para observarlo, sus ojos color miel ya estaban encendidos.
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