De haber sabido que aceptar la apuesta de Will y Connie me traería tantos problemas, NUNCA lo hubiera hecho. ¿La apuesta? Lograr que la recién llegada Señorita Reeves se fije en mí a como de lugar. Es así como mi vida empezaría a dar un giro radical; pues no terminaba de zafarme de la insanidad de Matthew y ya estaba metida en otro lío.