─¡Atención, chicas!─grite levantando las manos al aire, algunas levantaron la vista de sus comidas y las clavaron en mi, otras dejaron de caminar para mirar y otras simplemente me ignoraron y siguieron haciendo lo suyo─creen que es justo que las mujeres solo sean objetos bonitos? No, verdad? Los hombres creen que solo servimos para el sexo o estar limpiando las casas, creen que es justo?─las mujeres me miraban con asombro, algunas aplaudieron ante mis palabras lo que me dio mas ganas de hablar─paremos esta puta desigualdad desaparezcamos el machismo de nuestro mundo. Esta es mi campaña "NO al machismo", quien le entra? Seria genial que cambiáramos de pape-
─¡Señorita, bájese de ahí!─grito una voz varonil aunque algo viejita la cual interrumpió mi hermoso discurso, gire mi cabeza para ver de donde provenía esa voz y vi a un señor gordo que corría hacia mi con traje de policía con una impresionante rapidez.
Me baje de la mesa y corrí hacia la salida con Jules pero antes de salir grite a todo pulmón.
─¡Al diablo con el machismo!─el policía estaba apunto de agarrarme pero una dulce viejecita interpuso su bastón haciendo que se cayera de pansa, partiéndome de la risa le saque mi dedo favorito y salí del centro comercial.
Corrimos a mi hermoso audi R8 color gris. Es mi hijo, es lo mas preciado que tengo.
El rugido de mi auto se mezclo con la risa de Jules que se agarraba con fuerza la barriga mientras se retorcía en el sillón del copiloto, me quite la mascara de Anonimous y la lance a la parte trasera del auto y arranque el auto.
Si, chicas. Esta es la vida de Rebel Reeve..... Mi vida.
Una noche en Las Vegas cambia la vida de Nailea, cuando despierta casada con Alex Milani, un carismático piloto de Fórmula 1.
Lo que comienza como una farsa para evitar un escándalo mediático pronto se convierte en un torbellino de emociones, atracción y secretos.
Entre el brillo de los eventos de alto perfil y las sombras del pasado, Nailea y Alex deberán enfrentarse a sus diferencias y a una conexión inesperada que podría unirlos... o romperlos para siempre.