Pichit necesitaba un nuevo trabajo con urgencia, y con urgencia se refería a que no importaba el trabajo que fuera, él lo haría.
Esta situación llegó a los oídos de Otabek, uno de sus tantos amigos, le comentó que había una cafetería que estaba buscando un empleado, aunque el jefe, que por cierto era amigo del Kazajo, era bastante estricto. Pichit no dudó ni un segundo en decirle que aceptaba el puesto.
Jamás se imaginó que su jefe sería ese maldito cascarrabias, que pese a su juventud, se comportaba como un viejo verde.
Pero como las malas lenguas dicen, del odio al amor hay solo un paso, y puede que el bondadoso y amoroso corazón del tailandés logre ablandar el de Seung Gil Lee, el señor Jefe.
Gi-Hun busca acabar con los Juegos, pero no sabe que In-Ho, el hombre tras la máscara, arriesga todo para protegerlo. Entre la tensión de los retos y las miradas, ambos se acercan peligrosamente, atrapados entre el deseo, los secretos y un sentimiento que podría destruirlos.