4 parts Ongoing Una vez me dijeron:
"Para alcanzar la felicidad, es necesario eliminar dos cosas: el temor a un mal futuro y el recuerdo de un pasado doloroso."
Esas palabras resonaron en lo más profundo de mi alma. Me aferré a ellas como si fueran una verdad absoluta, una promesa de que si lograba dejar atrás el miedo y el dolor, las puertas de la felicidad se abrirían ante mí.
Pero el pasado nunca desaparece tan fácilmente.
Intenté convencerme de que era posible. Traté de dejar atrás las noches en las que el frío se enredaba en mis huesos, las voces que alguna vez fueron parte de mi vida, las imágenes de las personas que perdí, de los lugares que dejaron de pertenecerme.
Me repetí una y otra vez que había tomado la decisión correcta, que escapar era la única manera de salvarme.
Pero incluso ahora, con una nueva vida, con un presente que no debería estar contaminado por lo que quedó atrás, la duda sigue allí.
¿Era verdad aquella frase?
¿Realmente podía encontrar la felicidad simplemente dejando atrás el miedo y el dolor?
¿O la felicidad nunca estuvo en olvidar, sino en aprender a vivir con las cicatrices que nunca desaparecen?
Eso fue lo que intenté.
Pero a veces, la vida tiene otros planes.