Esa tarde se reunieron como una tarde más, las tres jovenes se disponían a jugar. Era la moda de la época. Coger un papel lleno de letras y con una moneda o un vaso sentarse en un lugar tranquilo y preguntar al más álla. Tenían que seguir hablando con ese espíritu que tenía nombre, historia, apellido y que no queria irse, desde ese momento empezó una autentica pesadilla para las tres durante varios años.All Rights Reserved