-¿Quieres ir? -¿Eh? -A un viaje a las estrellas conmigo. En la segunda semana del segundo mes de habernos conocido, nos besamos. Rodeados de artefactos de metal, aire comprimido y un mundo artificial. De las voces del mundo, plegarias y gritos de desesperanza. De la única salida que nos llevaría a un mundo en el que pudiéramos ser nosotros mismos. Sin temor a nada. En una habitación que tenía planeado que fuera su esperanza...pero no la mía.