Rota, como la copa que había estrellado ayer, en lugar de brindar con él. Destruida, aniquilada. Atrapada, como una paloma en una jaula. Atada, como un prisionero encadenado. Estafada, traicionada. Defraudada. Sola, sumisa a una alma sin corazón. ¡Pero qué digo! Un alma... Sin tan solo tuviera alma... Esa soy yo. Una mujer ignorante e imprudente. Una mujer, que se ve obligada a soportar su sufrimiento en una agonía silenciosa. Aprisionada, ocultada y presa, en un amor envenenado.