Él solo me dio un hogar para no estar sola en mi primer año de universidad para que mis padres no se preocuparan. Lo único que yo tenía que hacer era dormir, comer y vivir con él. Porque relacionarse con él era casi imposible. Solo tres simples cosas. Él casi nunca estaba en casa, viajaba o trabajaba mucho, así que eso no me preocupaba. Lo que me preocupaba era cuando él estaba en casa, porque no me sentía cómoda cuando él estaba alrededor. Ese era un problema. Su mirada azul como el cielo me volvía completamente de gelatina. Me perdía en esos hermosos ojos, me derretía, me poseía. Él podía ser cariñoso, amable y generoso, pero detrás de esa mirada profunda, hay otros secretos, secretos muy obscuros que no quiero conocer. Porque yo soy un imán hacía los problemas y sé que si voy por ese camino, conoceré la obscuridad. Pero he aquí otro problema: Se suponía que no debía enamorarme del mejor amigo de mi hermano. Pero lo hice.