Mi querido rey: "No encuentro las palabras exactas para expresarle lo que me ha hecho sentir en mi interior desde el primer momento que cruzamos miradas. Sus hermosos ojos verdes rondan constantemente en mis pensamientos al igual que esa sonrisa perlada y coqueta que sólo usted posee." "Últimamente mi pecho se inflama de júbilo con la sola pronunciación de su nombre. Le suplico disculpe mi atrevimiento, pero me es imposible no alegrarme al pensar que nos encontraremos pronto, al pensar que seré capaz de observar sus rasgos nuevamente." "Mi rey, ¿es normal que me acalore cuando su imagen cruza por mi mente? Mi cuerpo reacciona de maneras que no sabía era capaz de reaccionar con tan solo imaginar su voz grave y aterciopelada susurrando en mi oído, al figurar sus manos y lo bien que lucen con esos anillos moldeando sus dedos... Alteza, sus dedos... Comienzo a avergonzarme de mi comportamiento, pero me temo que es culpa suya, usted es quien me provoca de tal manera sin siquiera ser consciente de ello." Quería saber, necesitaba saber quién le dirigía tales palabras que le alegraban sus días y le hacían sonreír con travesura. Como único indicio tenía un sello plasmado en cera color rojo pasión en la que se dibujaba un escudo y un corazón atravesado por una espada. Iba a saber quién era autor de esas cartas, y cuando lo supiera... Dios le ayudara para poder controlarse.