Mi nombre, no es más que la utopía de felicidad que mis padres tenían, acerca de tener una casa frente al mar, con un hogar feliz, en una isla ubicada muy cerca de donde ellos vivían; que lleva el mismo nombre que yo, Margarita.
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- Mi nombre es Margarita, Margarita Morgan.- tendí mi mano en su dirección con una sonrisa- Es un placer.
- El placer es todo mío.- Dijo este hombre de hermosa sonrisa en respuesta, mientras estrechaba su mano con la mía.
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Dicen que la luna es buena. Desde tiempos muy antiguos los egipcios descubrieron el gran poder que tiene sobre las cosechas y el mar, tanto de manera positiva como negativa.
El nivel del mar crece o decrece, conforme la luna esté en cualesquiera de sus fases.
Sabiendo esto... Margarita, siempre se ha descrito a ella misma como el mar. Siempre en movimiento, pero quieta, a su vez. Trabajó mucho para poder ser libre financieramente, y ahora, todo ese dinero lo ha utilizado para visitar y conocer lugares, pero siempre volvía a esa casa que le traía tantos recuerdos (y muchos de ellos, ni siquiera eran buenos).
Ella no contaba con encontrar a esa "luna" que moviera sus mareas, y que causara hasta tsunamis en su vida. Esa "luna" que le calmaba y alteraba su mar a su propio placer, y bajo su propio consentimiento.
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Esta historia la he sacado de mi imaginación.