Los pasajeros de los autobuses que atravesaban la ciudad, rumbo a la central camionera, pensaban que La Piedad, Michoacán, era un lugar de locos. En su trayecto por los boulevares L. Mateos y L. Cárdenas, por las ventanillas, veían a sus habitantes haciendo extraños gestos y visajes. Seguramente creían que aquellos repentinos movimientos de brazos y palmadas eran las señas ofensivas con que se recibía a los visitantes: Mientras un vendedor pasaba gritando "¡Tamales, oiga...!", una señora se aplaudía junto a la nariz, un señor se golpeaba un brazo, otro se golpeaba la frente, un niño le pega en la mejilla a su amigo y éste le regresa la cachetada, aquél daba brincos y zarpazos como si quisiera atrapar una fruta imaginaria, un taquero daba brazadas en el aire y sus clientes lo imitaban con movimientos de karate y baile gitano, etc.
Pero, nada más alejado de la realidad, toda aquella mímica esquizofrénica era el resultado de las molestias que sufrían los piedadenses por la invasión de millones de zancudos.
Season 4 of The Virus Within
Trinity is familiar with zombies, being one herself, but when strange zombies start appearing, she realizes that the world she knew might be changing yet again.
When a dangerous set of scientific notes are discovered, Trinity and her friends don't realize anything is wrong until a frantic radio call comes in. Unaware of the notes, they race to the south and struggle to determine where the strange zombies came from. The zombies are unlike any ranks previously seen, and they aren't as predictable. Some have new tricks hidden up sleeves, forcing any Stronghold they encounter to quickly adapt to the new challenge or risk being overrun. Secrets never remain hidden, and zombie apocalypses never make life easy.