Para Guang Hong, ese hombre probablemente era la mayor contradicción que había visto en su corta vida. Pues, pese al bozal de hierro que usaba, marcándolo claramente como uno de los terribles "Skar", sus ojos eran increíblemente amables... Eso, aunado al rítmico pulso de vida que cantaba entre ambos, llamándole, invitándole, a él, de entre todas las personas... fue quizás, su completa perdición. Pues nunca antes, sus colmillos habían dolido de semejante manera, ni un aroma le había tentado tanto, tanto... que quizás corría el riesgo de no poder controlarse.
Leo de la Iglesia, un esclavo Skarvi , había tenido una vida dura. No obstante, continuaba caminando hacia adelante, consolándose en los mitos de Umbra como toda la escoria que le acompañaba en las minas de Hong, pidiendo al creador no contraer la Skarlatya que marcaría el final de su vida y tratando, en las escasas medidas de sus posibilidades, de ganar unas monedas para pagar una ronda de Pirita en cualquier bazar de mala muerte, lo suficiente para calmar el debilitamiento y poder sostener el pico y seguir trabajando. Jamás se imaginó que su vida se vería completamente de cabeza cuando conociera, por una total casualidad, al pequeño chico que se había perdido en los barrios bajos de Hong... ni que por primera vez su sangre despertara en él la mayor hambre que había sentido en su vida... un hambre tal que le hacía querer arrancarse el bozal, aun si perdía sus manos en el proceso.
En el complejo territorio de Umbra, los amantes destinados podrían experimentar en carne viva lo que un Lazo de Sangre representa y llegar a sentir con sus propias manos el borde de la dulzura, de la completa felicidad... pero, con un paso en falso, podrían caer en el más profundo abismo de la desesperación, pues Umbra, en el antiguo lenguaje de sus ancestros... no era otra cosa que una quimérica pesadilla.
"You're different from what I expected," she said softly.
"How so?" he asked, glancing at her.
"I don't know," she replied, searching for the right words. "You just... have this way of making people feel like they matter. Even here, in this... nightmare."
He was quiet for a moment before responding. "You matter, Y/n. Don't forget that."
OR
Y/n wakes up in the deadly Squid Game, surrounded by strangers and fighting to survive. What she doesn't know is that the mysterious Frontman is watching her every move through the cameras- and she's caught his attention.