"Nunca digas nunca". Una frase tan usada como ignorada. Sobre todo, cuando del campo del amor y la pasión se trata.
Tanto tú, como yo, hemos dicho o pensado en varias ocasiones, que jamás nos meteríamos con alguien.
¿Razones? De sobra. Porque nos cae mal, porque no nos gusta, porque no pertenece a nuestra clase social, porque es una persona comprometida, porque su estilo de vida nos parece inadecuado, o simplemente porque la atracción que puede surgir entre ambos, es prohibida.
No obstante, nadie nos advirtió que el ser humano terco, y dispuesto a obsesionarse por aquello que su naturaleza racional le niega obtener.