El Dios Vitya otorga abundancia, paz y riqueza al Reino de Kobe siempre y cuando se le retribuya con una ofrenda... o mejor dicho, un sacrificio. Pero no se trata de cualquiera, sino de un elegido por él y cuyo nombre aparece en los pergaminos sagrados del gran templo. A partir de ese momento el humano elegido es preparado para ir al reino divino de Vitya y servirle. Por otro lado, lo cierto es que esto es una forma dulce de decirlo, pues aunque las ofrendas son mandadas a la montaña luciendo una sonrisa de labios carmesí, la realidad es que son abandonados para desaparecer en un torbellino de llamas azules que se los traga. Es el año 1511. Actualmente han pasado 50 años desde la última vez que Vitya solicitó una ofrenda y ahora es el turno de Katsuki Yuri para satisfacerle, ¿es esto un gran honor o un terrible destino? *** *** *** 2° puesto en los #YuriOnAwards2017 Participando en los #ViktuuriAwards y #PremiosBestHistory