Esto no pretende ser poesía, ni pretende ser historia. Mi corazón ha decidido escribir, así que le he prestado mis manos para hacerlo. Vamos, sin miedo, lee lo que él quiere decir y piensa lo que quieras de mí. Las noches se han convertido en su diario y los días en su infierno. Te dejaré leer con una condición: No juegues con mi corazón de papel.
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